La ansiedad
es un enemigo de la fe y es un obstáculo para las bendiciones genuinas de Dios.
La palabra de Dios nos dice: “Sin fe es
imposible agradar a Dios, pues es necesario que todo aquel que se acerca a él
crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
Entonces el Señor
recompensa a aquellos que le creen, por es necesario desechar aquellas cosas que afectan nuestra confianza en
Dios...
La palabra “ansiedad” en la Biblia indica: afán, preocupación, aflicción,
distracción. Salmo 119:28 “Se deshace mi alma de
ansiedad; susténtame según tu palabra”.
La expresión del salmista nos permite ver la condición del alma cuando
está siendo afligida por la ansiedad. Él dice “Mi alma se deshace de ansiedad”
indicando que su alma llora o derrama lágrimas, es un dolor del alma.
Entonces podemos concluir que el salmista está viviendo una situación
que genera preocupación y por tanto hay aflicción en su corazón.
Pero vemos en la segunda parte del mismo versículo cómo el salmista
reconoce el poder de la palabra de Dios para vencer la ansiedad: “Susténtame según
tu palabra”. La palabra “sustentar” aquí se traduce del término hebreo “cum”
que además significa; levantarse, ponerse de pie.
Entonces la palabra de Dios tiene el poder de cambiar la condición de
nuestro corazón de aflicción a confianza en Dios, de preocupación a fe, y del
estancamiento a la acción en la voluntad de Dios.
Ya que nuestra alma está conformada por la mente, las emociones y la
voluntad, podemos decir que la ansiedad afecta nuestra manera de pensar,
nuestra estado emocional y nuestras decisiones, pues la ansiedad es amiga o
compañera del miedo y la persona entonces no actúa en fe, sino en angustia y
afán.
En contraste cuando decidimos
confiar en el Señor nuestro corazón es bendecido ya que puede estar en paz y
con la fuerza del Señor persevera hasta ver la respuesta divina. La fe en las
promesas de Dios siempre será recompensada por el Señor.
Escrito por el Pastor Gonzalo Sanabria.
Predicas cristianas escritas.
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