Prédica: Dios es nuestro poderoso proveedor.
A través de la palabra de Dios se nos
enseña que el Señor Jesús tiene cuidado de sus hijos, él conoce su condición y
necesidades, por eso es su perfecto y completo proveedor. Lamentablemente, en
ciertas ocasiones las adversidades o crisis nos hacen dudar por instantes de
esa poderosa verdad, y por eso el corazón cae en angustia y ansiedad.
Ese poder y cuidado de Dios hacia su
pueblo supera toda circunstancia y adversidad, nada puede detener a Jesucristo,
nuestro perfecto pastor.
Por eso debemos tener en cuenta que
no interesa el lugar (sea el desierto o en tierra de bendición), tampoco cual
sea el tiempo (un día nublado o despejado), ni es importante la condición
emocional de tu vida (sea que estés alegre o triste), el Señor Jesucristo es el
mismo eternamente, y él tiene el control y poder sobre toda la creación.
La palabra de
Dios nos enseña en el Evangelio según San Marcos 8:1-2 que “En aquellos días,
siendo tan grande la multitud, y no teniendo qué comer, Jesús llamó a sus discípulos
y les dijo: Tengo compasión de la multitud, porque son ya tres días que están
conmigo, y no tienen qué comer”.
Como podemos ver, en este pasaje
bíblico se nos muestra a una gran multitud que sigue al Señor Jesús, y no había
alimento para ellos. Debemos tener en cuenta que la necesidad del ser humano es
integral: física, emocional y espiritual, y que sólo en Jesucristo el ser humano
halla toda su provisión.
Dios es la respuesta y solución a
toda necesidad humana, él conoce hasta lo más profundo de nuestro corazón, y
tiene presente el esfuerzo y conoce la necesidad; la Biblia nos dice que hacía
tres días que aquella multitud le seguía, y aquel lugar no era el mejor pues
los discípulos lo llaman “desierto”. Era un momento complicado y las circunstancias
eran adversas.
Y por supuesto, nuestro Señor Jesucristo
sabía que estas personas estaban cansadas y que se habían esforzado por llegar
hasta ese lugar (el texto de la Biblia dice: “algunos han venido de lejos”).
Para seguir al Señor Jesús debemos perseverar, es decir renovar nuestras
fuerzas en Dios, eso podemos lograrlo en una buena comunión con él y
reconociendo que separados de él nada podemos hacer.
La palabra de Dios nos enseña que al
final el Señor Jesús hizo un maravilloso milagro de provisión, pues él
multiplicó los peces y los panes, y así alimentó a por lo menos a cuatro mil
personas. Dios es más grande que toda necesidad del ser humano, y obra de
maneras, que con frecuencia, no podemos comprender.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
Te invitamos a ver la prédica: POR LA GRACIA DE DIOS SOY LO QUE SOY.
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Gloria a su nombre.
ResponderBorrarAsí es, toda la gloria es de Dios.
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