Introducción: Al equivocarnos por malas decisiones u otras dificultades, podemos pensar que Dios nos ha dejado solos, o tal vez el diablo lanza sus dardos haciéndonos pensar que Dios no es tan bueno después de todo, son lucha en nuestra mente, pero la Biblia claramente nos enseña que Dios es bueno, fiel y justo.
Es fundamental creer en la naturaleza misma de Dios, pues por su santidad y pureza no miente, más bien es poderoso y fiel para hacer según su buena voluntad…
Dios es bueno, fiel y justo. 1 Juan 1:9
“Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad”.
En éste versículo se nos
enseña sobre la importancia de la sinceridad delante de Dios, por eso dice: “Si
confesamos nuestros pecados” lo que además implica reconocer nuestra falta y
nuestra necesidad de él, es decir reconocemos que sólo en él hay respuesta y
restauración.
Al confesar nuestros pecados
dice la Biblia aquí que “él es fiel y justo para perdonarnos” por supuesto en
virtud de la obra de Cristo, y ante la sinceridad de corazón. La parte final de
versículo añade: “… y limpiarnos de toda maldad”. En su fidelidad Dios no sólo
nos perdona, sino que nos limpia de maldad.
¿Cuál es la diferencia aquí
entre pecado y maldad? En primer lugar la Biblia nos dice respecto al primero
que Dios lo perdona, pero en cuanto a la maldad dice que nos limpia. La palabra
“pecado” significa: transgresión, acción contra la voluntad de Dios; mientras
que la palabra “maldad” significa: iniquidad, injusticia.
El pecado tiene relación con
la acción, mientras que maldad tiene que ver con el origen. El pecado hace referencia
aquí al hecho, mientras que maldad hace referencia al motivo.
Entonces ante un corazón
arrepentido Dios perdona la desobediencia, y limpia la maldad, es decir el
Señor no sólo perdona la acción, sino que purifica el corazón limpiándolo de
aquellas cosas profundas que lo llevaron a desobedecer la ley de Dios.
Así que al orar no sólo debemos pedir perdón al Señor, sino pedir la limpieza de toda maldad.
Así que al orar no sólo debemos pedir perdón al Señor, sino pedir la limpieza de toda maldad.
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También respecto a la
fidelidad de Dios nos dice 2 Timoteo 2:13 “Sí fuéremos infieles, él permanece
fiel. Él no puede negarse a sí mismo”. Aquí el término “infiel” se traduce del
término griego “apisteo” que además significa: incrédulo, no creyente, uno que
no confía. Entonces el versículo parafraseando nos está diciendo: “Aunque te
falte fe, Dios permanece fiel” “Aunque a veces no creas o dudes, Dios permanece
fiel”.
Es decir aunque tu fe falte,
él cree por ti, y no te dejará ni te desamparará. Él no deja de ser fiel, bueno
y todopoderoso porque el cristiano no crea, Dios sigue cuidando y bendiciendo a
sus hijos en virtud de su fidelidad, no propiamente por la fe del cristiano.
Debemos creer en sus promesas porque esto agrada a Dios, pero aun cuando la fe
del cristiano es débil Dios permanece fiel.
Conclusión: La fidelidad de Dios no podemos encerrarla sólo en el
concepto de provisión material, su fidelidad va mucho más allá en virtud no
sólo de su poder, sino de su gran amor por la humanidad. Dios es bueno,
todopoderoso y fiel, puedes confiar plenamente en él.
Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.
Te invitamos a leer el sermón: "Ten fe, Dios te ayudará".
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