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Sermones cristianos para predicar

A tu disposición ponemos sermones escritos para predicar: Esperamos que este material compuesto por sermones, estudios, devocionales...

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1) Con responsabilidad cuidemos lo que decimos (Santiago 3:1-6).

Uno de los temas más tratados en ésta carta es la manera de hablar. En éste caso Santiago se dirige primero a los maestros, pues esto conlleva una gran responsabilidad. Hablar correctamente no sólo glorifica a Dios, sino que evidencia madurez cristiana (“varón perfecto” es maduro espiritualmente).     

El caballo es gobernado por un pequeño freno y las grandes naves son gobernadas por un pequeño timón, así también la lengua es pequeña pero puede encender un gran bosque. La lengua cuando no es administrada por Dios, es alimentada por el fuego del infierno, es un mundo de blasfemia, codicia, idolatría, avaricia y toda clase de mal.    

2)  Nuestra boca debe ser una fuente de bendición (3:7-12).

Dios le dio al hombre desde el comienzo de la creación la potestad para domar animales, asunto que se ha logrado, pero no ha podido domar la lengua. Se presenta la lengua también como un órgano llena de veneno mortal, es decir ésta tiene la capacidad de generar muerte y destrucción cuando no se rinde a Dios.    

Por lo general la lengua es incoherente, es decir puede en un momento levantar alabanzas al Señor, y luego maldecir al hombre el cual está hecho a la semejanza de Dios. Santiago dice: “Hermanos míos” indicando que se refiere a cristianos, así pues debemos hablar de acuerdo al Cristo que vive en nosotros.




Debemos rendir nuestra boca a Dios para que ésta sea una fuente de bendición y edificación para todo aquel que nos oye. Debe ser nuestra boca una fuente de la palabra de Dios, una boca que bendice y declara las buenas promesas del Señor.     

3) Las dos sabidurías (3:13-18).

La Carta de Santiago está llena de sabiduría (así como lo es el libro de Proverbios en el Antiguo Testamento), pero es aquí donde específicamente se habla de ella. La sabiduría según la mentalidad judía es “el equipamiento del corazón y de la mente para vivir de manera recta y honesta”.  Por eso dice el versículo trece que el sabio muestra su sabiduría en sus obras (no en sus palabras).       

La sabiduría terrenal genera celos amargos (envidia, resentimiento, amargura), contención (ambición, egoísmo) y orgullo, por eso dice “no os jactéis”, esta sabiduría genera “perturbación y perversión” términos que además quieren decir: inestabilidad, desorden, trastorno, maldad; y esta sabiduría no es la que viene de Dios.

En contraste la sabiduría que viene del Señor procura la unidad, la paz, el amor, la justicia, etc; virtudes de Cristo que se hacen evidente en el cristiano rendido a él. A diferencia de la sabiduría terrenal, la celestial es humilde, perdona y procura el bienestar del otro, es la sabiduría pura y genera motivos correctos.






(Escrito por Gonzalo Sanabria).



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2 comentarios:

  1. Mi lengua se pegue a mi paladar, si de ti no me acordare Salmos 137:6. Es tan difícil mantenernos calladitos. Caemos en tentación y ella nos delata.
    Seguiremos pidiendo al Señor porque nuestra lengua se rinda a Él, en todo momento.
    Muchas gracias pastor por su sabiduría en la palabra del Señor y cómo nos lo explica todo.

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    Respuestas
    1. Tienes razón Sara, y son precisamente esas debilidades humanas las que nos acercan a Dios, y nos motivan a buscarlo y depender de él. Dios te bendiga y gracias por tus comentarios.

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