Introducción: ¿Cómo reaccionamos cuando el camino que Dios pone delante
de nosotros no nos gusta? ¿Qué decidimos hacer cuando Dios permanece en
silencio? Podemos enojarnos, murmurar, renunciar, etc, pero a través de la
Biblia Dios nos dice una y otra vez: Persevera, esfuérzate y se valiente. La
Escritura también nos enseña que detrás de todo obstáculo hay una gran
victoria...
Persevera, Dios va
delante de ti.
Dios sabe por dónde nos lleva. Éxodo 13:17-18
“Y luego que faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la
tierra de los filisteos que estaba cerca; porque dijo Dios: Para que no se
arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto. Más hizo Dios
que el pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo. Y subieron los
hijos de Israel de Egipto armados”.
La Biblia nos enseña que Dios decidió llevar
a Israel por otro camino y no por la tierra de los filisteos, pues aquella ruta
era un camino que los llevaría a la guerra. Asunto que sabe Dios que generaría
en ellos el deseo y la decisión de volver a la esclavitud egipcia. Sabiendo
Dios pues estas cosas los llevó por el desierto del Mar Rojo.
El camino por la tierra de los filisteos era
mejor y mucho más corto, pero Dios sabe lo que hace. En el camino del desierto
Israel habría de conocer mucho más a Dios, y no sólo su carácter sino su poder
para obrar milagros. Aspecto fundamental para conquistar la tierra prometida.
No siempre el camino más fácil es el mejor.
Quizá podamos considerar humanamente que tal
o cual camino es mejor para nosotros, pero sólo Dios sabe que es lo más nos
conviene y por eso debemos dejarnos guiar por él. De hecho los israelitas
vivirían más adelante uno de los más grandes milagros por donde Dios los estaba
llevando, es decir la apertura del Mar Rojo y ellos pasarían en seco. Cuando
seguimos la voluntad de Dios recibiremos milagros.
Aquel no era tiempo de batalla, más bien era un
tiempo para ser ejercitados en escuchar a Dios y seguir su voluntad. Su fe
crecería al ver los milagros de Dios en el desierto. Las más grandes
bendiciones las vivimos cuando somos dirigidos por Dios.
Conclusión: Es muy importante confiar
en Dios, y una evidencia de esa confianza es dejarnos guiar por él, Dios sabe
muy bien a donde nos lleva y porque debemos seguir tal o cual camino. Nuestra
vida y futuro está en las manos de Dios, sin duda las mejores manos.
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