Introducción: Podemos hacer muchas cosas tratando de calmar nuestra conciencia después de hacer algo malo, pero en verdad sólo la sangre de Jesús nos limpia de pecado.
Cuando nos acercamos a Dios con un corazón que reconoce su necesidad y condición hallaremos en él perdón y restauración. Jesús es el camino, la verdad y la vida…
En Cristo hay perdón de pecados.
Mateo 9:2 “Y sucedió que le trajeron un paralítico,
tendido sobre una cama; y al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Ten
ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados”.
La Biblia nos dice
que de pronto le trajeron un paralítico, según podemos ver completamente
incapacitado para desplazarse pues lo trajeron tendido sobre la cama. Al
reflexionar en su vida podemos considerar las tremendas crisis físicas y
emocionales que él vivía. Sin duda su estado de ánimo estaba muy bajo, lo vemos
en las palabras que Jesús le dice.
El Señor le dijo en
primer lugar: “Ten ánimo, hijo”. No sabemos exactamente cuánto tiempo llevaba
así, ni la razón por la que estaba paralítico. Pero tenía una baja autoestima,
y su estado anímico sufría decaídas. Pero al venir a la presencia de Jesús
recibe del Señor nuevas fuerzas, y una palabra que levanta su ánimo.
Jesús sabe cómo él
se sentía, aunque no había dicho nada, pero el Señor todo lo sabe, y conoce
nuestras necesidades y siempre está dispuesto a ayudarnos. Además, con sus
palabras lo acepta, pues lo llama “hijo”. Seguramente él había experimentado
muchas veces el rechazo, pero ahora Jesús lo acoge y lo valora.
Dios restituye el
corazón que ha sido rechazado, el corazón que no ha recibido amor, Jesús sana
el corazón que ha sido herido y lastimado, por eso dice la Biblia que el Señor
ha venido a sanar a los quebrantados de corazón. Jesús sana el dolor del
corazón, no sólo la enfermedad física, él sana también la enfermedad del alma.
El Señor Jesús le
dice además: “Tus pecados te son perdonados”. Es muy interesante ver que aquel
hombre no ha dicho una sola palabra, pero el Señor sabe que sus pecados han
afligido su corazón por muchos años, y que esa culpa era tan fuerte que antes de
orar por su sanidad, el Señor le otorga su perdón.
En aquel momento cae
de sus hombros aquel gran peso que ha llevado de sus pecados pasados. Las
cadenas de la auto condenación por sus errores pasados que lo han afligido son
rotas, él ahora es libre de todo juicio, de toda culpa, su corazón experimenta
el gozo del perdón divino.
Conclusión: Es difícil vivir cuando nuestro corazón nos
reprende por desobedecer a Dios, y lo que debemos hacer es acudir a Cristo,
quien con su sangre preciosa nos limpia de todo pecado. Jesucristo es la
salvación de todo ser humano.
Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.
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La verdad es q hay momentos en los q nos encontramos tristes y sólo el Señor es capaz de darnos ánimo. Yo no me puedo imaginar mi vida sin Él.
ResponderBorrarMuchas gracias por las prédicas !
Así es Sara, es Dios nuestra ayuda y fortaleza siempre. Bendiciones y gracias por tus comentarios.
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