La tentación y la prueba. Pasaje bíblico: Santiago 1:12-18.
“Bienaventurado el varón que soporta la tentación;
porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida que Dios ha
prometido a los que le aman.
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie” Santiago 1:12-13. Reflexionemos en estas palabras:
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie” Santiago 1:12-13. Reflexionemos en estas palabras:
La tentación y la prueba:
La Biblia enseña claramente que Dios recompensa a aquel que persevera fielmente. Es claro que las pruebas vienen de Dios para fortalecer nuestra fe y ayudarnos a la formación de nuestro carácter en Cristo.
La Biblia enseña claramente que Dios recompensa a aquel que persevera fielmente. Es claro que las pruebas vienen de Dios para fortalecer nuestra fe y ayudarnos a la formación de nuestro carácter en Cristo.
Nos recuerda también el texto que las tentaciones no
vienen de Dios, sino que ellas nacen en las propias pasiones de la naturaleza
humana caída (“su propia concupiscencia”).
Sin duda es cierto que tenemos una batalla espiritual
contra huestes de maldad, pero también tenemos una batalla contra nuestras
propias pasiones. Es aquella naturaleza pecaminosa heredada desde Adán.
El versículo quince nos permite ver el proceso del
pecado, el cual inicia en la mente, y al hacerse sólido allí, empieza a tomar
fuerza en el corazón y termina llevando a la persona a la acción, evento que da
a luz la muerte.
“Entonces la concupiscencia, después que ha concebido,
da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” Santiago
1:15.
Esa muerte es el contraste de la corona de vida que
Dios da a los que le aman. Entonces obedecer a Dios es una muestra de amor a
él.
Con ternura en el versículo dieciséis Santiago se
expresa: “Amados hermanos míos, no erréis” haciéndoles car en cuenta que Dios
no cambia. Él es bondadoso y nos ayuda siempre, sea en la prueba o en la
tentación, su poderosa palabra, por la que hemos nacido, nos transforma y ayuda
a llevar mucho más fruto.
Dios es nuestra fuerza y sustento, cuando tus fuerzas
mengüen corre a cristo él te fortalecerá y te llevará al destino que te ha
preparado.
Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.
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