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Sermones cristianos para predicar

A tu disposición ponemos sermones escritos para predicar: Esperamos que este material compuesto por sermones, estudios, devocionales...

El poder del Espíritu y la palabra
(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar). 

Introducción: Con frecuencia el cristiano enfrenta los dardos del enemigo, es decir el desánimo o la incredulidad, la tentación o la adversidad, etc, por eso Dios ha equipado a sus hijos con el poder de su Espíritu Santo y de la Palabra para caminar en victoria y conquistar lo que el Señor ha prometido… 



Predica: El poder del Espíritu y la Palabra de Dios.         


a) El poder de la palabra de Dios, Ezequiel 37:4-6.    

“Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos secos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová”.  

El profeta Ezequiel es llevado por el Espíritu de Dios a un valle de huesos secos, y según el versículo once aquel es el pueblo de Israel, el cual estaba seco espiritualmente, y estaba sin fe y sin esperanza, con temor de ser destruidos completamente.    

Ante ésta situación Dios da instrucciones a Ezequiel (es maravilloso ver que Dios no se queda quieto ante aquella triste condición de su pueblo). Lo primero que el Señor le dice al profeta es que debe declarar la palabra de Dios o profetizar, por eso le dice “diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová”. 

Nos recuerda esto que ante la crisis o dificultad lo que debemos hacer es declarar la palabra de Dios, la cual es viva y eficaz.    

Cuando Jesús enfrentó la tormenta en el mar de Galilea la Biblia nos dice que el Señor “Levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y ceso el viento, y se hizo grande bonanza” (Marcos 4:39). El Señor le habló al enfurecido viento y a las grandes olas, y la creación se sujetó al poder y a la autoridad de Cristo.

Cuando estés orando háblale al problema y declara la palabra del Señor sobre él, pues Jesucristo es Dios sobre todas las cosas.   

Como podemos ver en los versículos 7 y 8 “Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en ellos espíritu”.

Ante el poder de la palabra hay una respuesta, aparecen tendones, carne y piel. Sin embargo nos dice el final del versículo 7 “pero no había en ellos espíritu”. El proceso había empezado pero faltaba el espíritu en ellos. Lo que nos recuerda que la palabra de Dios debe trabajar de la mano con el Espíritu de Dios.   



b) El poder del Espíritu Santo, Ezequiel 37:9-10.

“Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y profetice como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo”.    
  
Los intérpretes de la Escritura ven aquí una clara referencia al Espíritu Santo, por cuanto es dador de vida. De hecho el soplar y el viento son alusiones o símbolos del Espíritu Santo, recordemos por ejemplo que así nació la iglesia: 

“Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados… y fueron todos llenos del Espíritu Santo” Hechos 2:2-4.  

Debemos destacar la frase: “Espíritu sopla sobre estos muertos, y vivirán”, ya que nos recuerda el poder vivificador del Espíritu Santo. Su presencia y obra en la vida del cristiano y de la iglesia es fundamental, su ausencia trae sequedad, frio, oscuridad, ya que es él quien renueva, aviva con su fuego y trae luz, discernimiento y revelación. Es la unción del Espíritu Santo la que pudre el yugo de esclavitud y aflicción.


Cuando el Espíritu viene sobre aquellos huesos secos nos dice la Biblia: “vivieron, y estuvieron sobre sus pies”. El Espíritu Santo restaura y levanta al caído, con su fuerza y poder el cristiano puede permanecer firme y avanzar. 

Y añade el texto que era: “un ejército grande en extremo”, la palabra grande desde el hebreo usado aquí indica grande en tamaño, número, poder e importancia, era un ejército sumamente enorme. No era para nada un ejército pequeño y frágil. 



Sin embargo ante la ausencia de la palabra de Dios y del Espíritu Santo ellos decían: “Nuestros huesos se secaron, pereció nuestra esperanza y somos del todo destruidos”. Cuando mengua la palabra y el Espíritu, disminuye también la fe, la esperanza y la fuerza para perseverar. El Espíritu Santo tiene el poder para transformar nuestro caos en una gran victoria.       

Conclusión: Es necesario mantener y fomentar nuestra comunión con el Espíritu Santo, así como es necesario mantener sede por la palabra del Dios vivo. Cuando nuestro ser está fortalecido por Dios nada puede detener su plan con nosotros.  

(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar). 

(Escrito por pastor Gonzalo Sanabria).



Te invitamos a leer el sermón: Buscando la presencia de Dios.  


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