Introducción: A veces el consejo de Dios puede sonar ilógico para la mente natural, o ciertas acciones del Señor pueden ser difíciles de comprender, pero la fe en la palabra de Dios precisamente nos enseña que él siempre tiene la razón, él sabe lo que hace.
Somos nosotros quienes más bien lo que debemos hacer es confiar en su bondad, poder y cuidado, él sabe a dónde nos lleva y sabe muy bien cómo hacerlo…
Dios siempre sabe lo que
hace.
La desobediencia nos hace perder privilegios y
bendiciones. Juan 13:8-9
“Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús
le respondió: Si no ye lavaré. No tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro:
Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza”.
Jesús se reúne con sus discípulos en la última
cena y allí comienza a lavarles los pies, ante la negación de Pedro para no
dejarse lavar, el Señor Jesús hace una declaración muy importante: “Si no te
lavare, no tendrás parte conmigo”.
No sólo era importante la limpieza de Pedro,
sino tener parte con el Maestro. La obediencia de Pedro lo calificaría para
tener parte con Jesús, es decir la obediencia es la fase anterior a la
promoción y bendición.
Ésa frase “no tener parte conmigo” sin duda hace
referencia a participar de los privilegios del reino de Dios, del reino
venidero y de los privilegios que Pedro tendría como siervo de Dios en la
tierra. Dios siempre sabe lo que hace.
Pedro sería el líder del avivamiento en
Jerusalén (una iglesia de miles de personas), sería usado por Dios para que
miles se convirtieran al Señor Jesús y el poder de Dios fluiría a través de él
en señales, milagros y maravillas de manera que aun su sombra sanaría enfermos.
Todo esto estaba en riesgo.
En el versículo nueve vemos a Pedro ir de un
extremo al otro en cuestión de segundos, pues después de negarse, ahora dice:
“lávame, no sólo mis pies, sino las manos y la cabeza”. Sin duda Pedro asimiló
las palabras del Señor, pero ahora se va al otro extremo, y como siempre allí
está Jesús para enseñarnos y conducirnos al punto correcto.
Con frecuencia exageramos ¿porque lo hacemos?
Usamos frases como: “Ud. nunca lo ha hecho” “Nunca antes me había dicho eso”
“Nunca había estado tan feliz” “No hay nada mejor en éste universo”, etc. Es el
afán de querer expresar un firme sentimiento o emoción.
La vida cristiana es una carrera de resistencia
y no de velocidad. Es una carrera de perseverancia y fe, y no de momentos emocionales.
Creo que es una verdad que vamos comprendiendo sólo en la medida en que
corremos con paciencia la carrera que tenemos por delante, carrera que podemos
hacer si tenemos puestos los ojos en Jesús.
Conclusión: Ante las preguntas
que pueden surgir en nuestra mente, o los temores ante los desafíos de la vida
debemos acudir a Cristo, en él hallaremos respuesta y fortaleza para perseverar,
él nos dará su consejo para prevalecer y ver su maravillosa obra.
Escrito por pastor Gonzalo Sanabria.
Te invitamos a leer: "DIOS NUNCA NOS DEJA SOLOS".
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