(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar).
Introducción: ¿Cuál
es nuestra reacción cuando las cosas no salen cómo queremos? ¿Qué hacemos
cuando el camino que Dios ha trazado no nos gusta?
Seguramente tendremos diversas reacciones, pero al final debemos concluir que no se trata de nuestros gustos o deseos personales sino de hacer la voluntad de Dios…
Seguramente tendremos diversas reacciones, pero al final debemos concluir que no se trata de nuestros gustos o deseos personales sino de hacer la voluntad de Dios…
Predica: La oración de Jesús en el huerto.
La
intensa oración de Jesús, Hebreos 5:7
“y
Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y
lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente”.
Debemos
destacar la frase “en los días de su carne” pues fue cuando él ofreció ruegos y
súplicas con gran clamor y lágrimas, y sí nuestro Señor siendo Dios lo hizo
¿cuánto más nosotros? El Señor dependió del Padre celestial para cumplir el
plan divino en la tierra, y esa dependencia quedo demostrada en la intensidad
de sus oraciones.
Nos
dice el texto que el Señor levantó sus oraciones “al que le podía librar de la
muerte” y esto hace referencia a aquella oración que Jesús hizo en el huerto de
Getsemaní. Enfrentaba la cruz, cargaría con nuestros pecados y enfermedades,
llevaría sobre sí nuestras maldiciones y en su naturaleza humana experimentaría
la muerte.
Nos
dice finalmente el versículo siete que “fue oído a cusa de su temor reverente”
en primer lugar el haber sido oído no significaba que el Padre celestial
quitaría del camino la cruz, sino que fue atendido, comprendido y fortalecido
pues Dios envió un ángel para darle fuerzas.
En segundo lugar “Fue oído” pues al tercer día resucitó y su alma como estaba escrito, no fue dejada en el Hades, ni su cuerpo vio corrupción. Jesús confió en las palabras de su Padre y su fe no fue avergonzada, pues fue levantado sobre todo nombre.
En segundo lugar “Fue oído” pues al tercer día resucitó y su alma como estaba escrito, no fue dejada en el Hades, ni su cuerpo vio corrupción. Jesús confió en las palabras de su Padre y su fe no fue avergonzada, pues fue levantado sobre todo nombre.
En tercer
lugar el “temor reverente” indica sumisión, reverencia, precaución. En nuestro
español reverencia también indica postración, y de hecho Jesús en Getsemaní oró
postrado en tierra, y su ruego estuvo enmarcado en su sometimiento al Padre, y
en su precaución para no pedir lo incorrecto, por eso decía el Señor: “pasa de
mí esta copa, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya”.
Es muy
interesante reflexionar en Marcos
14:35-36 “Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró qie si fuese
posible, pasase de él aquella hora. Y decía Abba, Padre, todas las cosas son
posibles para ti; aparta de mí esta copa; más no lo que yo quiero, sino lo que
tú”.
Pues
podemos ver allí la confianza con la que Jesús se dirige al Padre celestial “Abba,
Padre, todas las cosas son posibles para ti” y aquella confianza no hace que él
pierda su reverencia y sujeción, pues luego le dice: “aparta de mí ésta copa;
mas no lo que yo quiero, sino lo que tú”.
Creo
que Jesús escuchaba del Padre: “Es necesario ir a la cruz” con las lógicas
palabras de aliento y fortaleza que sólo Dios nos sabe dar, recordándole sus
promesas: “No dejaré tu alma en el Hades… ni tu carne verá corrupción… al
tercer día te levantaré”
Conclusión: Dios es fiel y bueno,
él sabe muy bien lo que hace, aunque a veces no podamos entender su voluntad él
hará lo mejor para todos. Deposita tu corazón con toda tranquilidad en Dios, él
tiene cuidado de ti. (Escrito por pastor Gonzalo Sanabria).
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