Predica: Los dones y la sabiduría vienen de Dios. La palabra de Dios nos enseña
en el libro de Éxodo 31:1-6 “Habló Jehová a Moisés, diciendo: Mira, yo he
llamado a Bezaleel… y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría,
inteligencia, ciencia y todo arte, para inventar diseños y trabajar en oro,
plata y bronce… y he puesto con él a Aholiab, para que ellos hagan todo lo que
te he mandado”.
Para este tiempo el Señor le
ha hablado a Moisés mandándole a construir el tabernáculo para manifestarse a
Israel desde allí, y por supuesto él no podía hacerlo sólo, era necesario que
otros le ayudarán.
En este caso en particular,
Dios escoge a Bezaleel y Aholiab, son equipados por el Señor para una labor
específica: construir los muebles y utensilios del tabernáculo. Fue Dios mismo,
quien a través de su Santo Espíritu los capacitó para hacer esa obra; entonces podemos
concluir que el Señor nunca te envía a hacer aquello que no puedes hacer, él
mismo te equipa con su poder y sabiduría para hacerlo.
Podemos observar además que
Bezaleel y Aholiab tenían unos dones específicos para una labor puntual. Así
como cada estrella tiene su propio brillo, nosotros no debemos envidiar a otros
o quejarnos por aquello que el Señor nos ha entregado; más bien debemos depender
de Dios y su gracia para brillar con la luz de Cristo y glorificarlo a través de
lo que hacemos.
La palabra de Dios nos enseña
que Bezaleel pertenecía a la tribu de Judá (esta era la más grande y la que marchaba
adelante por el desierto) y que Aholiab era de la tribu de Dan (esta tribu era la
última que marchaba por el desierto), esto nos permite ver que el Señor no hace
distinción de personas, a todos los valora por igual, para él todos somos
importantes y valiosos.
Debemos reconocer también la importancia
que tiene la capacitación, y por supuesto un fundamento esencial es tener en
mente el objetivo: Glorificar a Cristo, y no alimentar el ego propio.
El valor y necesidad de la instrucción
la podemos observar desde la antigüedad, y el Antiguo Testamento nos enseña por
ejemplo que el profeta Samuel era el maestro de la escuela de profetas (1 Samuel
19:20), y en el Nuevo Testamento (Hechos
22:3), Pablo nos dice que fue instruido por Gamaliel (fariseo, doctor de la
ley, venerado por todo el pueblo y nieto de Hillel, famoso rabino), además podemos
ver esto mismo en el caso del Señor Jesús con sus discípulos, entre otros.
Debemos evitar que sea el
orgullo o el ego el que nos impulse, no buscamos fama, ni reconocimiento de los
hombres, debemos buscar que Dios sea exaltado. Servimos a Dios por su gracia y
misericordia, porque nos da el aliento de vida, porque en nuestro corazón hay
gratitud ante su amor y al recibir esta salvación tan grande.
Es Dios nuestro creador y
dueño, él nos planeó un día y quiere que conozcamos aquel plan que trazó para nuestra
vida, y aquellos dones que depositó en nosotros. Procuremos poner toda nuestra
vida sin reservas en sus manos, y permitamos que él haga su voluntad en nosotros.
Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria.
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El Señor a cada uno nos dota de unos talentos y espera q los pongamos a su servicio. Gloria a Dios por su gratitud ! Gracias pastor por el estudio
ResponderBorrarDios te bendiga Sara, muchas gracias por tu apoyo y por tus valiosos comentarios.
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