Introducción: El rey David fue un hombre valiente,
una gran y diestro guerrero, pero en medio de la batalla un día se cansó y por
poco muere.
A veces ante el exceso de ocupaciones y velocidad de vida en el mundo
de hoy descuidamos nuestra comunión con Dios, y eso genera debilidad espiritual
y nos hacemos vulnerables al enemigo.
(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar).
Por eso nos dice la Biblia: “Fortaleceos en
el Señor siempre”. Jesucristo es nuestra fortaleza, refugio y escudo…
Predica: Dios nunca nos deja solos.
El enemigo de nuestras almas busca matar, hurtar y
destruir. Nos dice la Escritura que David estaba en medio de la batalla y allí
se cansó, entonces uno de los gigantes intentó matarlo, “Isbi-benob, uno de los
descendientes de los gigantes… trató de matar a David”.
Recordemos
que en la Biblia el término “morir” significa cesación de vida, pero también
implica separación. Cuando Adán pecó, fue separado del Edén, perdió aquella
comunión plena que tenía con Dios y murió a los novecientos treinta años.
Entonces la muerte no es sólo física, la muerte hace que la persona pierde
privilegios dados por Dios, y la comunión con el Señor se afecta o se rompe.
Jesús
dijo: “El ladrón no viene sino para matar, hurtar y destruir” Juan 10:10,
revelando las obras del diablo contra los hijos de Dios. El enemigo procura
diversas estrategias para impedir la bendición y vida de Dios, busca robar o
quitar lo que Dios da, además de intentar desaparecer o hacer perder lo
alcanzado por el cristiano (esto es destruir).
(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar).
Dios
es Aquel que nos fortalece y nunca nos abandona, 2 Samuel 21:17.
“Más
Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató”.
Abisai
hijo de Sarvia vino y ayudó a David, y aquel gigante cayó muerto. Nos dice
además la Biblia que los soldados de David juraron que nunca más saldría él a
la batalla no sea que lo alcanzare la muerte y se apagaría su reinado y los
planes de Dios con él.
Por delante quedaban muchos años de reinado para David,
además del nacimiento y formación de su hijo Salomón, y la encomienda de la
construcción del templo para el Señor.
Abisai
hijo de Sarvia, el nombre Abisai significa: Regalo del padre; y Sarvia
significa: bálsamo. Hablamos de aquel enviado por Dios, que nos ayuda, nos
anima, nos hace ver que error estamos cometiendo en la batalla y nos alienta,
es como un bálsamo o aceite que trae alivio y nuevas fuerzas.
No
se une a la crítica, no condena ni acusa, no culpa ni juzga, ayuda para
derrotar al gigante que se opone. No es un espectador para ver como cae el
otro, sino que le ayuda dándole nuevas fuerzas para vencer.
El
término “bálsamo” nos recuerda el aceite del Espíritu Santo el cual debemos
procurar todos los días de nuestra vida mediante la comunión con Dios, el
aceite del Espíritu hidrata, renueva y fortalece nuestra vida espiritual. Por
eso nos dice la Biblia “Más bien sed llenos del Espíritu Santo”.
(Nota especial: Hemos publicado nuestro nuevo libro “40 Devocionales cristianos”. Contiene 40 mensajes compuestos por un pasaje de la Biblia, un análisis y comentarios del mismo, una conclusión final y además una breve oración al terminar. Aquí encontrarás espacios de encuentro personal con Dios, y de reflexión en Su poderosa palabra que transforma, restaura y sana el corazón humano. Puedes verlo aquí en: 40 DEVOCIONALES CRISTIANOS ).
Conclusión: Así como David se cansó
en medio de la batalla puede ocurrir con nosotros, no debemos descuidar este
aspecto tan importante de nuestra vida espiritual, vamos a la presencia de Dios
y renovemos nuestra fuerza y fe en el Señor, Dios es más grande que todo
gigante.
(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar).
(Escrito por pastor Gonzalo Sanabria).
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